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martes, 6 de enero de 2015

Prensa: Los Reyes rompen el protocolo en la Catedral para saludar a los niños

Los jugadores del Oviedo se vuelcan con el cortejo de Baltasar y su compañero Omgba


06.01.2015/Marta Pérez


Un auténtico baño de multitudes se dieron ayer en la plaza de la Catedral los tres Reyes Magos. Por primera vez y siguiendo las instrucciones del alcalde de Oviedo, Agustín Iglesias Caunedo, Sus Majestades se acercaron a saludar a los niños que esperaban para ver la ofrenda al belén, en la plaza de Alfonso II El Casto. Para disgusto de los miembros de la organización, que miraban el reloj pensando "esto se no nos alarga...", los Magos cumplieron el mandato del Alcalde a rajatabla y pocas fueron las manos que les quedaron por estrechar en la Catedral. "La gente quiere ver a los Reyes. Cuando yo era pequeño deseaba que pasase todo lo demás muy rápido para ver a los Reyes", explicó el regidor, orgulloso de su iniciativa.



Los jugadores del Oviedo Jon Erice, Gorka Magunazelaia, David Fernández, y encaramado al portal de Belén, Dani Bautista, con sus familias y José Díaz, amigo de Bautista, sacando fotos, volcados con el ayudante del Rey Baltasar,  el jugador del Oviedo Franck Omgba Opono Edoa. MIKI LÓPEZ


El primero en llegar a la Catedral fue el rey Melchor, con su ayudante el empresario Alberto Canteli. Le recibieron, además del Alcalde, el deán del templo, Benito Gallego, que esperó a que terminará la misa de las seis y media. Melchor se arrodilló ante el portal para depositar el cofre de mirra, como manda la tradición. A un lado del portal esperaban también, además de las autoridades, las familias de los ayudantes de los Magos. Así que Melchor se acercó a saludar a la esposa, la hija y los padres de su ayudante en Oviedo. El presidente del Centro Asturiano, Alfredo Canteli -padre del ayudante real- hizo las veces de fotógrafo de la familia y estuvo un buen rato retratando a la comitiva de Melchor. El rey de barba blanca enseguida se ganó la plaza, corriendo de un lado a otro, para repartir besos y caramelos. "¡Melchor, eres el mejor!", gritaban los chiquillos.


Antes de la entrada en escena del rey Gaspar, la cabalgata hizo un alto para que la Hermandad de los Estudiantes, que se acercó al Alcalde para regalarle un cuadro con la imagen del Santísimo Cristo de la Misericordia. También estuvo un rato parado en la plaza Aliatar, pero fue porque su nueva carroza se atascó en una de esas losetas un tanto dañadas en las que tropiezan a menudo los ovetenses.


Gaspar también recibió las instrucciones de Caunedo - "Majestad, dése una vuelta y salude a los niños"- y tras realizar la ofrenda del cofre de mirra recorrió los aledaños de la plaza entusiasmado. El ayudante de Gaspar, Fernando Fernández-Kelly, presidente de la Cámara de Comercio, contó también con la ayuda de un paje muy especial, su hijo.


Siguieron desfilando los pasos, los sultanes, los emires y el Gran Khan de Samarkanda -acompañado en Oviedo por el exconcejal socialista Avelino Alonso- que se fundió en un abrazo con el regidor ovetense. También pasaron por la catedral las ocas, en dos grupos, una avanzadilla y otro grupo más rezagado. Y en el grupo de animales destacó también la imponente presencia de los bueyes de Pepín de Fitoria, engalanados para la ocasión.


Cerró la cabalgata el rey Baltasar, que este año contó con la ayuda del jugador del Real Oviedo Frank Ombga Opono Edoa. Las familias de todos los ayudantes reales vieron la cabalgata desde un lateral del portal de Belén. Como el futbolista camerunés no tiene familia en la ciudad, sus compañeros en el equipo azul hicieron las veces de familia y acudieron a apoyar al cortejo de Baltasar. Estuvieron sacando fotos y coreando su nombre a voz en grito los jugadores Josep Señé, el asturiano Nacho López, Gorka Magunazelaia, David Fernández, Jon Erice (con su mujer y sus tres hijas) y Dani Bautista, también con su mujer y su hija.


Esta vez a Caunedo se le olvidó decirle que diera la vuelta al ruedo y Baltasar no saludó a los niños. Un paje se dio cuenta y se puso a repartir caramelos y abrazos. El carruaje partió sin él y tuvo que salir a toda prisa cruzando la plaza a la carrera, entre los aplausos agradecidos de los ovetenses.


Diario LA NUEVA ESPAÑA: 





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